Trabajar con niños es una de las cosas más gratificantes que existen a nivel personal, por aquello de educar y transmitir valores que les puedan ser útiles en algún momento de su vida. Aunque no nos debemos olvidar de las numerosas situaciones que, por diversos motivos, nos pueden llevar a perder la paciencia y nos hacen caer en situaciones de crispación o confusión, desembocando en estados desmotivacionales por ambas partes, la de los niños y la nuestra como educadores.
Una realidad muy común, por desgracia, es que a la mayoría de los entrenadores que empiezan les son entregados equipos con niños que hay que formar desde cero y en muchas ocasiones, como es normal, no se tienen ni los conocimientos ni las habilidades necesarias, para poder formar jugadores que puedan, sepan y quieran seguir jugando a baloncesto en categorias más exigentes en el futuro.
A continuación enumeraré una serie de consejos que creo todo entrenador que empieza (aunque son aplicables a todos) debería tener en cuenta:
1. Conocer la personalidad y el comportamiento de cada niño en la pista
Hay niños timidos, que les gusta ser el centro de atención, que sólo tiran cuando tienen el balón… Si conoces a cada niño, no te pillará por sorpresa y estarás atento a evitar ciertas situaciones que pueden ser problemáticas.
2. Lleva preparados los entrenamientos
Aunque seas el que más ejercicios sabe del mundo, si los niños intuyen que inventas, o te confundes, se relajarán y perderás muchos puntos de “respeto” ante ellos. Puntos que a veces cuesta recuperar.
3. Nunca negativo, siempre positivo!
Los niños están ahí porque quieren pasarlo bien, nunca lo olvides. Si corriges a un jugador que sea para darle la solución, no para frustarle.
4. Mantén tus objetivos de aprendizaje claros
Si en un entrenamiento trabajas un concepto técnico, procura sólo concentrar a los niños en que hagan bien ese concepto, si los saturas a corrigirles muchas cosas, puede que caigan en la confusión y al final no hayan mejorado ni en una cosa ni en otra.
5. Sé realista
Nadie mejor que el entrenador puede saber lo que son capaces de hacer sus jugadores en base a lo que se ha trabajado en los entrenamientos. Hay muchos entrenadores que en los partidos se presionan y se dedican a pegar voces y enfadarse, quierendo ver cosas o pedir detalles que los propios niños no han hecho en su vida o ni sabían que existía.