Aprovechamiento, expectativas e ilusiones
Lo primero es lo primero: el calentamiento. Considero que es el mejor momento de la semana para trabajar con los jugadores, aprovechando esas especiales ganas que previsiblemente traerán los jugadores. Podemos hacer un buen trabajo de técnica individual y de otros aspectos que queramos trabajar (por ejemplo, volumen de tiro). Conseguiremos así un mayor aprovechamiento de nuestro tiempo que si nos dedicamos solo a calentar sin más.
Normalmente, si tenemos pista disponible, quedaremos una hora antes de la hora fijada como inicio del partido. Desde el principio usaremos el balón. Aceptamos que los jugadores empiecen más cansados el partido debido a este trabajo previo que haremos (no priorizamos la victoria) pero sin embargo durante el partido intentaremos en la medida de lo posible ganar el encuentro (preferimos, como es lógico, ganar a perder).
Considero que en minibasket y más en benjamín, no hay que recurrir a un calentamiento típico. Si se quiere empezar corriendo, se puede hacer mediante ejercicios en los que el jugador vaya de aro a aro si tememos el campo entero o de aro a medio campo si tememos medio campo, haciendo de forma individual cambios de dirección y distintos tipos de desplazamiento (skiping, desplazamientos defensivos, etc.) a la vez que bota.
También podemos recurrir a ejercicios por parejas, como ir pasándose el balón sobre bote y al llegar cerca del aro, uno tirar y el otro ir a rebote y salir hacia el aro contrario, teniendo que meter el rebote previamente si se ha fallado el tiro inicial.
Otra opción es utilizar ruedas de entradas en las que los jugadores no paren de trotar suave y entren a canasta a ritmo lento (estamos calentando) pero marcando bien los pasos y cuidado la mecánica en el tiro (podemos trabajar bandejas, entradas con “mecánica de tiro”, tiros en semigancho, tiros en “bomba” tras perder paso…).
Aprovechando que muchas veces el equipo contrario no está en pista con la hora de antelación que proponemos, se pueden aprovechar los dos aros para hacer ejercicios de tiro en volumen y activos preferiblemente, para que puedan servir de calentamiento.
Estiramientos y movilidad articular…sí, pero los estiramientos breves y con la intención de generar un hábito (si se quiere hacer un buen estiramiento se necesita tiempo y seguimiento de una persona conocedora y este trabajo específico tal vez haya que hacerle en entrenamientos durante la semana, ya que el típico estiramiento que se suele hacer previo al partido no suele trabajar la elasticidad como capacidad física y si lo alargamos nos hará perder un tiempo que necesitamos para otras cosas) y la movilidad articular con balón. No es una necesidad actual sino futura (generar hábito para cuando sea imprescindible) la que estamos trabajando al estirar. Es recomendable que estos estiramientos se hagan en silencio y con los jugadores separados a lo largo del campo, para ganar concentración en este trabajo y rutina.
Después del calentamiento me gusta utilizar casi siempre (prefiero decir “casi” ya que considero imprescindible no se previsible para los jugadores y gozar de la capacidad de sorprenderlos) un ejercicio en el que se coloca a todos los jugadores en medio campo, más o menos la mitad con balón y el resto sin balón. Los que tienen balón entrarán a canasta (o tiran) realizando el gesto técnico que se quiera trabajar (un doble cambio, parada sin dejar de botar – arrancada, juego de muñeca…), tras esto, cogerán su rebote (se puede obligar a anotar el rebote de los tiros fallados) y pasarán a uno de los compañero sin balón que esperan en medio campo y se irán allí a esperar que les vuelvan a pasar para intervenir de nuevo. Al jugador que recibe el pase se le puede pedir algún gesto técnico (recibir sobre un pie atacando con el otro al recibir, recibir a una mano y pasarse el balón entre las piernas al arrancar, recibir a dos manos y pasarse el balón por detrás…) para mejorar el ejercicio, para posteriormente desarrollar el ejercicio según las indicaciones dadas.
El mismo ejercicio se puede enriquecer haciendo que el jugador que pasa defienda al que ha pasado hasta que este supere la línea de tres.
Posteriormente podemos trabajar mediante ejercicios variados (cada partido meter algo nuevo siempre, pero no invertir mucho tiempo en su explicación) aquellos aspectos técnicos trabajados durante la semana para reafirmarlos o añadir el trabajo de nuevos gestos.
La parte final del calentamiento considero que es un momento ideal para trabajar aspectos colectivos sencillos en 2×2 y 3×3: recepciones, movimientos de fondo o banda, pasar y corta, penetrar y uso de esquinas, manos a mano, etc.
Se puede trabajar tiro libre antes de empezar el partido, pero desde el punto de vista de aprovechamiento del ejercicio, entiendo que no es buen momento, ya que disponemos de una canasta solo y los jugadores efectuaran pocos tiros. Si queremos ganar confianza de cara al partido, coger tacto, etc. será mejor momento para trabajarlo antes de que llegue el equipo al que nos enfrentamos si disponemos de dos aros (o incluso más, aunque tengamos que usar aros distintos a los de juego- ¡Que mas da en minibasket! Ya he comentado que no priorizaremos la victoria ante cualquier situación. Preferiremos un trabajo más completo de cara al futuro y que nos haga ser mejores posteriormente.
Pero ojo, renunciaremos a ese viejo tópico de que ganar es lo de menos. El matiz es que no perseguiremos a toda costa la victoria. Queremos ganar, pero sin condicionar aspectos que consideramos importantes. Sin embargo, puede haber partidos en los que la victoria sea importante (una final, por conseguir un efecto psicológico necesario, etc.). En esos casos no tiene por que pasar nada por dejar un poco de lado otras prioridades que habitualmente perseguimos y centrarnos un poco más de lo normal en la victoria.
Para mi, la clave está en que lo que no debemos es dedicar mucho tiempo en los entrenos de la semana a trabajar estás ideas, por lo menos en 4×4 y 5×5. Lo podemos sustituir por trabajo durante la semana en 2×2 y 3×3, auque no se trabaje la idea completa, trabajándola en 5×5 durante el partido. ¡Qué mejor forma de simular la competición que la propia competición! Y si no sale… ¡no pasa nada!
Me estoy refiriendo a cosas como, y no solo, fondos, bandas y “jugadas rápidas”. Los jugadores se lo tomarán como un juego dentro del juego y despertaremos un interés mayor hacia el partido, ya que con frecuencia el entrenador propone cosas nuevas y divertidas. Para poder hacer esto, recurriremos habitualmente al uso de la pizarra, pues facilita el trabajo además de aportar otras cosas positivas. Ya se que esto puede ir en contra de la idea que tienen muchos entrenadores, pero es cuestión de querer ver lo bueno que aporta.
El uso de la pizarra desde edades tempranas motiva, exige concentración, divierte y facilita el aprendizaje futuro. Lo que ocurre es que para poder ser utilizada hay una serie de prerrequisitos sin los cuales su utilización puede ser contraproducente.
Así, es importante colocar al explicar la pizarra orientada según el campo de juego, para facilitar la interpretación. Es interesante no usarla siempre, pues pierde su efecto. Podemos utilizar dos colores al dibujar para facilitar la comprensión a los jugadores, uno para nuestro equipo y otro para el oponente. Resultará útil elaborar documentación muy sencilla con la simbología explicada. Recurriremos a una simbología muy elemental. No debemos dar por supuesto que el jugador sabe. Habrá que explicarle que significado tiene cualquier cosa que dibujemos en la pizarra y aceptar que se equivoque y no interprete adecuadamente. No olvidemos que está aprendiendo, a jugar al baloncesto y a muchas otras cosas.
El partido también debe ser aprovechado para proponer objetivos individuales y grupales. Así por ejemplo, si durante la semana se ha estado trabajando un determinado gesto técnico (por ejemplo, “dobles cambios”) podemos proponer a los jugadores llevar estadísticas de las veces que se ejecuta dicho gesto a lo largo del partido. Éstas estadísticas pueden ser de equipo o jugador por jugador (estratégicamente se determinará qué interesa desde el punto de vista psicológico). En el futuro se podrá llevar estadísticas no solo de si se efectúa el gesto, sino de si se hace correctamente, desde el punto de vista técnico y/o táctico.
Podemos pedirle a cada jugador o grupo de jugadores que efectúe un gesto técnico concreto (diferente al del resto) durante el partido, pues a lo mejor estamos efectuando un trabajo específico con cada uno o hay algo que queremos incentivar que cada jugador haga, bien por que falla en ello o por cualquier otro motivo.
También podemos plantear distintos objetivos individuales y grupales dependiendo del período de juego. Así, en un periodo les podemos poner a los jugadores unos objetivos y en otra período unos objetivos diferentes.
Durante el partido podemos usar los tiempos muertos como herramienta formativa. En minibasket intento pedir todos los tiempos muertos de que dispongo, usándolos para divertirnos y aprender. Los suelo pedir cuando saco de fondo o banda, utilizándolos además de para recalcar una idea sobre el partido, para explicar una jugada (utilizando generalmente la pizarra) e intentar anotar. Es mejor sobre comunicar una idea que dedicarse a dar una lista de cosas a hacer que el jugador no podrá recordar. Si se pide el tiempo muerto cuando se defiende, se puede aprovechar para meter una “sorpresa defensiva” dentro de lo que permite el reglamento.
Una cosa que considero necesaria para un entrenador es “llevar los deberes hechos desde casa”, acudiendo con los sextos de juego preparados (aunque luego haya que cambiarlos en función de las incidencias del partido) y la tabla de objetivos para los jugadores.
Durante los partidos no me gusta hacer cosas que durante el entreno si se deben hacer y en ocasiones no hacemos, como ejemplo, corregir en los tiros libres.
El partido también es un buen momento para reforzar en público la corrección de cosas que ya se han corregido en privado (durante los entrenos) y que consideramos que su corrección en público terapéuticamente traerá un beneficio al jugador.
Al acabar el partido y si hay pista y tiempo, se puede aprovechar para efectuar tiros libres y luego estirar. Si solo se estira es suficiente. Lo mismo que al inicio del calentamiento, se genera un hábito y además de los beneficios físicos que puede tener de cara al futuro, impide que los jugadores salgan corriendo casi sin despedirse y sin sentirse partícipes de lo que le ha ocurrido al equipo. Lo que no recomiendo es que el entrenador hable. No es un buen momento para que los jugadores escuchen y se pueden decir cosas no deseadas fruto de la tensión del partido. Además, los padres suelen querer irse rápido y ya le dedican suficiente tiempo al baloncesto, como para hacer “horas extras”. Por supuesto que tampoco es buen momento para hablar con los padres, pero sí para emplazarles para otro día.
El siguiente entreno se podrá iniciar dando una pequeña referencia sobre el partido a los jugadores o escuchar sus comentarios sobre el mismo.