Colección de artículos

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Defensas zonales en formación

¿Jugar para ganar o para formar?

Una de las discusiones más habituales entre entrenadores de cantera es la dicotomía entre “jugar para ganar” o “jugar para formar”. Dentro de esta reflexión, se encuentran los defensores a ultranza de la cantera como “mecanismo formador” de jugadores y jugadoras, y los que, por el contrario, pretenden ganar por encima de todas las cosas, formando o no. Como en todas las discusiones, supongo que el acierto es disponer un término medio para enfocar nuestra disertación.

Llevo ya algunos años visitando las canchas de mi ciudad, Salamanca, además de muchos de los lugares de Castilla Y León donde más baloncesto se practica. Puedo decir que, con el paso del tiempo, agrupo a los entrenadores que conozco en dos grandes bloques, que explico a continuación.

Grupo 1: Entrenadores orientados al proceso

En Marketing llamamos “orientados al proceso” a aquellos mecanismos que no buscan el fín como objetivo, sino que le dan una importancia enorme a la manera en la que llegamos a dicho objetivo. Es decir, importan más los medios que el fín, y dicho fin jamás, y repito, jamás, justificará los medios. Con este grupo de entrenadores pasa algo muy parecido. Le dan una importancia capital a que el jugador o jugadora que se está formando trace el camino correcto, y no sólo eso, sino que además disfrute con las vistas del paisaje. El jugador debe aprender a gozar con los beneficios de hacer dicho viaje, y lo que es más importante, tiene que entender por qué está lo está realizando, con qué fín le hacemos montarse en el que creemos nosotros que es el “tren correcto”.

Ese “tren correcto” del que hablo lo conducimos nosotros, los entrenadores. Es un tren que a veces, para entenderlo mejor, se transforma en un “Tren Matemático”. Sus vagones están formados por sumas, restas, multiplicaciones, divisiones, raices cuadradas, logaritmos… Para mí, en baloncesto, la técnica individual es sumar y restar. La táctica individual, multiplicar y dividir. La táctica colectiva, las raices cuadradas, los logaritmos y demás procesos complejos. Como buenos profesores de matemáticas “orientados al proceso”, debemos enseñar primero a sumar y a restar, y cuando dominemos estas dos operaciones básicas con cierta soltura, podremos avanzar un paso y comenzar a aprender a multiplicar y dividir. Solo cuando tengamos dominadas las cuatro operaciones, el ABC del “Baloncesto Matemático”, podremos entonces realizar raíces cuadradas o logaritmos.

Grupo 2: Entrenadores orientados al resultado

Si el anterior grupo iba orientado al proceso, este segundo bloque de entrenadores lo hace orientado casi única y exclusivamente al resultado final del producto. Para este tipo de entrenadores, ganar lo es todo, y no importa de qué manera, más o menos legal, más o menos ética se consiga, lo importante es conseguirlo. Volviendo al símil matemático que utilizaba anteriormente, lo que hace este entrenador es comprarle una calculadora a cada jugador o jugadora. El “profesor” no hace el mínimo esfuerzo en explicarle al alumno el cómo o el por qué de realizar una u otra acción, simplemente les ofrece los mecanismos para llegar al resultado de la manera menos trabajosa posible. La “calculadora” de este equipo ofrece rápidamente el resultado a esas raíces cuadradas o a esos logaritmos. El “profesor” engaña a sus alumnos con esta “treta matemática”, y lo que es peor, se engaña a sí mismo con el resultado final.

El problema viene cuando los dos los dos tipos de equipos se enfrentan en una “Olimpiada Matemática” a la que llamamos nosotros llamamos “partido”. El equipo que solo sabe sumar y restar pierde con el que usa la calculadora. Ahí comienza de verdad el verdadero trabajo del “profesor”. Es su obligación intentar hacerles creer que de esa manera los resultados llegarán tarde o temprano. No es fácil, está claro, porque no olvidemos que estamos tratando con adolescentes, pero si conseguimos que nuestros jugadores tengan suficiente fe en su entrenador como para continuar con el trabajo que hemos comenzado, llegará un día en el que ganaremos la “Olimpiada”, el equipo que usa la calculadora no tendrá absolutamente nada que hacer contra nosotros, y lo que es peor, no podrá volver atrás en el tiempo para intentar aprender lo que nosotros hicimos en cursos anteriores. Serán los “repetidores”, y nosotros, con esfuerzo, sacrificio y correcta paciencia, seremos los “universitarios”.

Los profesores de los que mejores recuerdos tenemos son aquellos que nos exigieron dar el máximo de nuestras posibilidades. Son aquellos que, con el paso del tiempo, recuerdas con más cariño y más admiración, pese a que cuando te daban clase les odiaras a muerte por lo que te hacían trabajar. Ese debe ser siempre el objetivo de un entrenador.

Por último, la consecuencia del título de este artículo

¿Zonas? Por supuesto. ¿Raíces cuadradas? Claro que sí. Pero primero sumas, restas, multiplicaciones y divisiones. Un equipo que tiene la técnica y la táctica individual correctamente aprendidas, puede pasar a la siguiente lección, la táctica colectiva. Y puede defender en zona, por qué no.

Por favor, entrenadores, no ofrezcais la calculadora hasta que no hayais explicado toda la lección. No dudo de que es un trabajo arduo y que no ofrece resultados a corto plazo, pero os aseguro que dentro de un tiempo vuestros jugadores os lo agradecerán.

El corto plazo, en cantera, es el peor de tus acompañantes.

Álvaro de Pablo – Entrenador Superior de Baloncesto. Salamanca, Castilla y León


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