“Tienen un equipazo… Imposible ganarles”
El “no se puede” suele ser una de las excusas más esgrimidas en el mundo del deporte. Somos animales de costumbres y dos de las costumbres más arraigadas en el deportista común son “buscar excusas” y “echarle la culpa al otro”. Y esa es precisamente la mayor diferencia entre los “comunes” y los “fuera de serie”.Los deportistas Comunes intentan explicar las razones de un mal rendimiento o de una derrota esgrimiendo excusas, con los “no se puede” muchas veces a flor de labios.
Los Fuera de Serie no suelen tener en primer plano el “no se puede”. Por el contrario, para ellos, en primera instancia, “todo es posible”, y con esa filosofía y ese espíritu salen a la cancha a buscar soluciones.
Los Fuera de Serie creen que todo se puede pero saben que no todo se puede. Parece un juego de palabras pero no lo es. Son aquellas personas que se ríen de sí mismas sin perder por ello la seriedad, y no pedalean como locos si a la bicicleta le sacaron las ruedas, ni ven puertas donde hay ventanas. Saben cuando correr, pero también cuando descansar; y por ello suelen tener claridad en los momentos difíciles.
Los Fuera de Serie saben que no ganan los mejores, ganan los que creen que pueden hacerlo. ¿Por qué pasa eso? Pasa porque el que cree que puede ganar va a dar ese esfuerzo extra, va a adelantarse un segundo a la jugada, no va a dudar a la hora de tomar el tiro, va a intimidar al rival, se va a tirar de cabeza por la pelota que otros dan por perdida, etc.
Los Fuera de Serie consiguen metas cuando todos piensan que ya no podrán conseguirlas, y se plantean desafíos personales que van mas allá del dinero o lo que piensa el entorno. ¿Quién podía imaginar a Pablo Prigioni dejando la comodidad de ser figura en el basquet europeo para probar suerte (¿o darse el gusto?) en la NBA a los 35 años?
Y en la vida de los equipos, la historia no es muy diferente. Hay equipos poderosos con una gran riqueza individual, y otros no tan ricos individualmente, pero que a la larga se terminan imponiendo porque, a pesar de sus supuestas limitaciones, “creen que pueden”. A propósito de ello, una tarea de las tareas más importantes de los entrenadores es mostrarles a sus equipos que pueden ganar, que ya están preparados para hacerlo. Es que en el supercompetitivo deporte profesional de estos tiempos no siempre alcanza con que el equipo sea bueno. Equipos buenos hay muchos, tantos como deportistas buenos; y en esa puja, suele imponerse el que está convencido que realmente lo es. Son dos habilidades distintas, una está en las manos y los pies mientras que la otra está en la cabeza y sabemos que esta manda sobre las otras.
Para convencer, primero hay que convencerse, hay que estar convencido. Y para estar convencido o seguro hay que prepararse. Prepararse para armar un plan de juego que nos permita ganar, y sobre todo para saber transmitir y convencer.
Vivimos en una sociedad cambiante y en constante evolución, que crece segundo a segundo en el plano comunicacional, y muchas veces no estamos todo lo actualizados que deberíamos en este rubro, lo que nos deja cara a cara con la frustración de ver como buenas ideas o grandes planes estratégicos, terminan cayendo en saco roto porque no supimos como comunicarlos de manera que nuestros interlocutores (jugadores, dirigentes, cuerpo técnico, etc.) pudieran comprenderlos y hacerlos suyos para llevarlos a la práctica eficientemente.
Cualquier similitud con la realidad, no es pura coincidencia…