Colección de artículos

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El árbitro desde la psicología

La figura del árbitro… ¿Son humanos?

Todos nos hemos enfadado alguna vez con los árbitros. A todos nos han parecido injustas, desproporcionadas, y parciales muchas de sus acciones, perjudicándonos claramente (o no). Sin embargo por el poder que tienen son un elemento crucial de la competición y como tal se ha de controlar, pero… ¿Cuántos equipos incluyen en su preparación cómo interactuar con el árbitro?

Pongámonos en situación: último cuarto de un partido importante en el que las decisiones arbitrales han sido, cuanto menos, cuestionables. Además, no hemos perdido la oportunidad de quejarnos en todo momento. Nuestro jugador más temperamental, cansado y enfadado entre tanta injusticia levanta el codo más de lo debido… ¡Antideportiva!

De repente todo el banquillo se levanta gritando, el segundo entrenador incluso salta un poco a la pista… ¡Técnica! Con todo lo negativo que conlleva…

De la situación anterior no podemos evitar que el árbitro lleve todo el partido pitando en contra, y el temperamento de nuestro jugador será mejor dejarlo para otro artículo. Sin embargo hay algo que todos los miembros de un equipo pueden hacer para mantener el control de la situación: no quejarse al árbitro tras cada error que pueda cometer.

No nos olvidemos de dos cuestiones, los árbitros de cantera son, por un lado profesionales en periodo de formación, y, más importante, son personas. Hay un principio psicológico llamado “frustración-agresión” tan básico como cierto, que dice que cuanto más te frustres, más ganas tienes de agredir; trasladado a nuestra historia, cuanto más frustrado se sintió nuestro jugador, más ganas le entraron de jugar agresivo, pero el árbitro también pasó por el mismo proceso con nuestras constantes quejas a su arbitraje. Teniendo en cuenta que el árbitro sigue siendo persona (algo que a veces se nos pasa por alto), suponemos también que si le estamos recriminando permanentemente sus decisiones, le entren ganas de revancha y desgraciadamente la lleve a cabo.

Al igual que los equipos se sienten frustrados cuando los árbitros pitan en contra, no nos olvidemos de que los árbitros también pueden en algún momento enfadarse y perder los papeles. Sin embargo si nos tragamos el enfado y evitamos cualquier tipo de comunicación negativa con el árbitro (dejemos esa responsabilidad al Psicólogo), rompemos su frustración. Por tanto, “sólo” nos estaremos enfrentando a un árbitro con malas decisiones, en vez de un árbitro con malas decisiones, que además tiene ganas de revancha contra nosotros.

Extraído de baloncestobase


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