Una de las grandezas que tiene nuestro deporte, es que cuanto más te adentras en él desde un punto de vista analítico, te vas encontrando con diferentes enfoques y cada vez más formas de entender el juego y estructurarlo.
El baloncesto está en constante evolución, y nada tiene que ver la manera de entrenar y jugar, de hace unos años con la de ahora. Por eso creo primordial que en nuestra trayectoria como entrenadores es fundamental mantener una mente abierta que nos permita analizar y comprender las diferentes formas de jugar al baloncesto, y así nunca cerrar las puertas a nuevos conocimientos, que al fin y al cabo nos convertirán en mejores entrenadores.
Está claro que cada entrenador tiene unas preferencias, que condicionarán que formas o estilos de juego le gustarán más o menos, pero me parece que cometemos un error muy grande al evaluar las cosas en términos de “eso que hacen esta bien o eso esta mal”. Si un equipo hace una jugada o plantea un cierto estilo de juego, se entiende que el entrenador responsable tendrá un criterio y una justificación válida para entrenarlo. Lo lamentable o preocupante es cuando un entrenador hace las cosas “porque sí” o porque lo copio de otro que considera que es mejor que él.
Copiar ejercicios y planteamientos es algo lógico que todo entrenador debería hacer, siempre y cuando entren dentro de su ideas y encajen con la filosofía de juego para su equipo en concreto.
La búsqueda de la ventaja enmarcada dentro del desarrollo técnico-táctico adecuado a la edad del jugador, es el núcleo de reflexión que un entrenador debe tener en cuenta a la hora de planificar la temporada con su equipo.
¿Qué quiero decir con el desarrollo técnico-táctico adecuado a la edad del jugador?
Pues entendiendo que en ciertas categorías no tiene lógica hacer un carretón para liberar un tirador, o jugar bloqueos directos para obtener una ventaja en el 1c1, cuando lo más probable es que antes debamos entrenar y lograr que nuestros jugadores dominen fundamentos básicos con balón que les proporcionen una posterior capacidad de lectura del juego y desborde en el 1c1, y sin balón que sean capaces de comprender y leer los espacios, como por ejemplo ganarle la espalda a su defensor u ofrecer líneas de pase “limpias”.