Artículo para reflexionar sobre nuestro trabajo con los jugadores
Comenzaremos con una pequeña historia: La Piedra.
- El distraído, tropezó con ella.
- El violento, la usó como proyectil.
- El emprendedor, construyó con ella.
- El caminante cansado, la usó como asiento.
- Para los niños, fue un juguete.
- Drummond, hizo poesía con ella.
- David mató a Goliat.
- Michelángelo extrajo, de ella, la más bella escultura.
Los obstáculos que nos podemos encontrar surgen en cualquier momento… Y una vez que aparece y nos tropezamos con ella, ¿Qué hacemos? ¿Lamentarnos? ¿Levantarnos y seguir adelante?
Todos diríamos lo mismo: Levantarnos y seguir adelante, sin embargo… ¿Realmente proponemos y hacemos eso?
Quien no ha oído esas frases de: “Es un inútil, no vale para el baloncesto”, “no puedoenseñarle, no tiene cualidades”, “no quiere aprender”.
Nuestros jugadores son las piedras con las que tenemos que trabajar, y esas piedras no se convierten en mejores jugadores por arte de magia. Tenemos que trabajar con ellos, con todos, porque el proceso de aprendizaje cesa cuando el entrenador deja de creer en el jugador.
Interesante palabra… CREER. Quizás si creemos en nuestros recursos, nuestros jugadores, nuestro equipo, el progreso sea mayor. Pero no vale sólo con que creamos nosotros, los jugadores también han de creer. Ahí entra en juego la motivación. Si conseguimos mantener motivados a nuestros jugadores, creerán en lo que hacen, nosotros creeremos y el proceso de aprendizaje será más rápido y más gratificante para ambas partes..